martes, 21 de junio de 2011

Johnny Guitar

Camina lentamente, con dificultad.

Ochenta y cuatro años le han permitido acumular toda una vida en recuerdos; algunos consiguen ver la luz, otros se han perdido en la oscuridad de su memoria, tal vez para siempre.

Un par de acordes de guitarra consiguen detener el tiempo; con cierto temor solicita permiso para escuchar, y absorto mientras el sol de junio calienta sus manos y el cierzo azota su rostro, se detiene a recordar.
Las guitarras interpretan una melodía; él escucha otra diferente.
Sentado frente a él, sólo ve a su padre dándole lecciones de guitarra y solfeo, mientras él, un niño que sólo quiere jugar, se esfuerza por permanecer quieto y atender.

Entonces alguien le tiende una guitarra española.
Sus dedos comienzan a acariciar las cuerdas con mimo; recorren cada cuerda, buscando una sinfonía del pasado que tal vez jamás existió, mientras sus ojos poco a poco se apagan.
Como por arte de magia suena una nota capaz de materializar un pasado confuso, y permite nacer de entre sus manos una balada que años atrás repitió una y otra vez.



Su sonrisa desdentada y sus ojos iluminados de nostalgia le dan desde ese día un valor añadido a mi guitarra.
Creo que jamás podrá ser tocada con un sentimiento y una ternura mayores.

viernes, 17 de junio de 2011

¿Quieres trabajo? suplica y tal vez te de una oportunidad

Me citan en el culo del mundo a las 18:30.
Cinco minutos antes de la cita estoy allí e intento buscar una puerta por la que entrar al edificio, pero todo está cerrado. Desconcertada doy media vuelta comprobando si me he equivocado de edificio (no sería la primera vez) hasta que escucho pasos a mi espalda que me buscan.
Cuando me acompaña a la sala en la que debo esperar me doy cuenta de que en ese momento están realizando otra entrevista, y a través de los cristales reconozco a uno de mis compañeros de trabajo en la sala contigua. La pared es un simple cristal traslúcido, por lo que escucho completamente la entrevista; ese es el primer momento en el que pienso que las maneras de esta empresa no son serias.

Tras media hora esperando y rabiando por llegar tarde a clase de fotografía entran en mi sala las dos señoras, Comecarroña y Apuntadora.
Comienza la entrevista.

- Supongo que ya sabes cual es la situación de tu empresa y que la nuestra se queda con el proyecto que llevaba tu empresa y en cual trabajabas.
- Sí, mas o menos estoy enterada.
- Bien, cuéntanos algo sobre tu formación y el puesto que desarrollabas en el proyecto.
- Blablabla
- ¿Y cuanto tiempo te costó adaptarte al puesto que ocupabas? (seguro que está pensando: vamos a ver si contratando a un novato nos ahorramos a alguien mas caro)
- Pues no recuerdo. Unos meses.
- ¿Y por qué te sacaron del proyecto?
- Debido a una rebaja de presupuesto del cliente tuvieron que recortar el equipo.
 - ¿Y en ese proyecto con quién trabajabas? (como si no lo supieran de antemano teniendo gente que trabajaba con nosotros…)
- Pues con Asterix, Obelix e Ideafix. (lo apuntan las dos en sus papeles… raro)
- ¿Podrías decirnos una cualidad que caracterice a cada uno de ellos? (¿¿¿qué???)
- Emmmm, no sé, son los tres buenos compañeros de trabajo y he trabajado muy a gusto con ellos.
- Pero algo mas concreto, seguro que después de tantos años puedes definirnos de alguna manera. ¿Con qué palabra definirías a cada uno?. (y me pregunto quien le interesa realmente a esta tía, yo o mis compañeros… que tontería me pregunto, desde el principio sé que si ellos continúan ahí es por algo)
- Bien, pues Asterix es muy trabajador, Obelix sabe muchísimo de su trabajo e Ideafix es una persona muy organizada. (que tonta soy, ¿por qué he acabado diciéndole nada? Malditos nervios…)
- Entonces quieres decir que Obelix es mejor que Asterix….
- No, no, yo he dicho eso.
- Ya bueno, pero sí que podríamos decir que si tuvieras que poner a uno de los tres de jefe sería a Ideafix debido a que es el mas organizado…
- Tampoco he dicho eso.
- Vale, pero volviendo al asunto, si tuvieras que dejar fuera a uno de ese equipo, ¿a quien sería?
- A ninguno; los tres son competentes y eficaces.
- Pero seguro que hay alguno que lo esté menos. (ya empiezo a estar hasta los cojones de esa empresa, creo que aunque me ofrecieran el puesto se lo podrían meter por el culo)
- Pues entonces tal vez me eliminaría a mi misma.
- Pero…. estás compitiendo por el mismo puesto que ellos, no puedes decir eso, ¿es entonces que no te ves capacitada para esa responsabilidad?
- Claro que me veo capacitada, llevo haciendo eso seis años, pero ellos son tan capaces como yo.
- ¿Y qué estas haciendo ahora mismo?
- Estoy con formación interna en la oficina.
- El ambiente allí debe ser muy malo, ¿verdad? Porque claro, toda esa incertidumbre de no saber cuanto aguantará la empresa en pie, porque cuántos estáis en la oficina.
- No sé, no me acuerdo.
- 27. Están 27  (¡vaya con la Apuntadora!)
- Uffff que mal, y todos allí parados sin hacer nada todo el día, se debe estar fatal en esa situación, ¿verdad?
- No, te equivocas. Estaremos 27 pero no estamos todos parados. Y no, el ambiente no es malo dada la situación que vivimos.
- Aun así cuanta gente hay parada en total, ¿un 70%?
-   (joder, pero si sabe mas que yo…)
- Pues es que así no se puede aguantar mucho tiempo, porque además vuestra coordinadora es un pelín incompetente, porque quién manda mas ahí, ¿ella o vuestro jefe de proyecto?
- Pues no sé, supongo que cada cual mandará mas en lo que tenga que mandar…
- Bueno bien, ¿Cuánto cobras actualmente?
- Mmmm xmil. (como si no lo supieras…)
- Hemos dispuesto un salario que no admite ningún tipo de negociación para cada uno de los puestos, así que vamos a pagar en función del puesto y no de la experiencia que esa persona pueda tener, aunque sea en ese mismo puesto.
- …… (genial, pues contrata a alguien que no sepa nada y no te aproveches de la gente)
- Muy bien, ¿y cuanto estarías dispuesta a rebajar tu sueldo actual para optar al puesto? (¿cómo? Creo haber escuchado mal, ¿que cuanto estoy dispuesta a dejarme pisotear por vosotros? eso es un buen buitre... ofrecerle a un programador con seis años de experiencia en un puesto concreto 15000 putos euros. De VERGUENZA a lo que se ha llegado en este país, me dan ganas de decirle que no hace falta que me pague, que ya trabajo gratis si eso)
- NADA.
- Ahhh…. Bueno lo apunto. Y a pesar de saber la situación de tu empresa, sigues opinando eso. (apunta, apunta, pero deja que me largue ya... a ver si aún llego a fotográfía, y a ver si al siguiente eres capaz de meterle mas miedo del que intentas meterme a mi)
- SI.
- Vale, muy bien. Ya te llamaremos para decirte algo.
- Ok. Hasta luego. (tranquila, ni me llamarás, ni espero que me llames, ni quiero tu mierda de limosna.)

Hasta aquí a las agresivas tácticas que los departamentos de recursos humanos pueden llegar para conseguir demostrar quienes son los que mandan sobre quien. El intento de presión y de miedo por su parte son vergonzosos, el de que nos apuñalemos los unos a los otros; gente con la que he trabajado durante seis años, pero también reido, disfrutado y aprendido... y poco mas que comentar sobre las entrevistas que son meramente un recurso para obtener información y ayudarles a hacer su elección, en la que claramente no estaba desde el principio.
Y aunque me lo ofrezcan, por mi pueden meterse su puto trabajo por el culo; si necesitan a alguien desesperado, cubierto de miedo y al que arrebatar su dignidad como trabajador, que sigan buscando.


(Si en algún momento llego a completar dos años en paro, ya veré donde guardo la dignidad, mientras, intentaré conservarla)

lunes, 13 de junio de 2011

Despierta

Abro los ojos.
La oscuridad es tan intensa que por un instante la idea de haber perdido la vista me cruza por la mente acelerándome el corazón.
En un intento por captar algún tipo de luz abro mas los ojos; sé que eso no va a servir de nada, pero en ese momento no es el sentido común el que rige mis actos.

Permanezco incorporada en la cama, inmóvil y en silencio, hasta que siento un movimiento junto a mí que me corta la respiración. El pánico me inunda, me llena los ojos de lágrimas; me impide pensar.

Mis ojos están comenzando a acostumbrarse a la oscuridad cuando un leve roce en el brazo me hace reaccionar bruscamente, y a pesar de todavía no ser capaz de identificar mas que formas a mi alrededor, me pongo en pie e intento huir torpemente saltando sobre aquel cuerpo desconocido, tropezando con él y torciéndome un tobillo al caer al suelo.

El silencio todavía inunda la oscuridad; no dice nada, pero siento su mirada en mi espalda mientras me abalanzo contra la puerta para conseguir escapar.

La puerta se abre; el lugar sigue estando oscuro, pero soy capaz de distinguir con bastante claridad una escalera que en ese momento me parece un camino a la salvación. Bajo lo mas deprisa que me permite mi tobillo dolorido y mis pies descalzos, tropezando una y otra vez hasta llegar a la puerta de salida, hasta la decepción; al intentar abrirla me doy cuenta de que no soy capaz de abrirla.

Me quedo mirando la puerta sin saber qué hacer. Noto las lágrimas brotar de mis ojos mientras escucho que alguien baja corriendo las escaleras hasta mí y me agarra por los hombros.

No me atrevo a darme la vuelta hasta que escucho una voz que me dice: "Despierta y vuelve a la cama".



Además de tener sueños bastante raritos, soy sonámbula.
Según van pasando los años mi costumbre de pasear y hablar dormida va disminuyendo, pero cuando mi rutina cambia y duermo en un lugar que no es mi casa me desoriento de tal forma que me suelen pasar cosas así. Por suerte siempre he tenido a alguien que me detenga antes de lanzarme a la calle, o en el peor de los casos, por la borda...

miércoles, 8 de junio de 2011

Pequeños orcos

Este fin de semana participé en la feria medieval de un pueblo con una extraordinaria natalidad, y en el que el condimento esencial en la comida de los niños son anfetaminas, o al menos mis sospechas son esas.

Aquello no eran niños, eran orcos disfrazados de niños que te hacían desear la representación de una ejecución pública.

La manada completa de criaturas era tan libre como salvaje, y se esforzaron en hacernos comprender quienes eran los que mandaban en aquel territorio, arrasando con todo a su paso.

El espectáculo con el mago fue de chiste. Los niños se abalanzaban sobre su mesa subiéndose encima y tocándolo todo mientras le gritaban que eso también sabían hacerlo ellos, que no eran tan tontos y no les engañaba. En un par de ocasiones tuvo que pasar un par de minutos diciendo “niño, devuélveme eso”; el niño, miraba primero a sus amiguetes, volvía después su mirada hacía el mago de manera desafiante, sonriendo en silencio e inmóvil.

Parecía que entre los animales se encontraban más en su hábitat, y demostrando una falta completa de sentido común no quisieron comprender lo que la zona de seguridad indicaba y se dedicaron a intentar acariciar al buitre, a putear a las águilas, meter sus pequeñas manos dentro de la jaula del lince, tirar del rabo a la zarigüeya y patear a los caballos.

Después vino la representación del asalto al castillo; disgustados por no poder participar de otra manera, se les ocurrió la brillante idea de acumular una buena cantidad de piedras para poder divertirse a su manera. La lluvia de flechas y las luchas parecía no ser suficiente para mantenerlos sentados, callados y en silencio, y así cada vez que alguien representaba una muerte se dedicaban a apedrearlo al grito de “que no está muerto, míralo, ¡si se ve que sigue respirando!”

Para finalizar la tarde, se organizo un taller para enseñar a los niños a usar espada… ¡¡ohhhh que buena idea!! ¿Quién sería el lumbreras al que se le ocurrió la genial ocurrencia de darles espadas de madera a esas criaturas? Se les enseñó a empuñarla (aunque dudo que requirieran de esa enseñánza) y a pegar contra un escudo, y hasta aquí todo fue bien, pero uno de los mostruitos pegó tan fuerte que rompió la espada, y a raíz de aquello el resto de niños no quisieron ser menos, y el que no la conseguía romper contra el escudo lo intentaba contra el suelo, y el que no, encontraba un mejor objetivo para su espada que aquel escudo y se centraba en arremeter contra la entrepierna de aquel que le había entregado la espada.

¿Y los padres? NPI. Creo, que bebiendo cerveza mientras reian sus gracietas a lo lejos.